martes, 10 de septiembre de 2013

Crisis provoca el despertar de los cañeros en la Cuenca del Papaloapan

El problema de muchos productores de caña de azúcar  en la zona de la cuenca del Papaloapan es la desorganización, la corrupción de sus líderes y el abuso de los industriales auspiciados por las propias autoridades mexicanas que en todo momento han respaldado a estas empresas con el afán de que logren sus objetivos con el pretexto de que generarán miles de empleos.
Cañeros en pie de lucha.

Sin embargo nada de eso ocurre en la practica, ya que quien se beneficia realmente es la fabrica encargada de moler la caña y comercializarla en el mercado de los endulzantes, mientras la mayoría de los empleos son generados por los mismos agricultores al momento de levantar su cosecha.

En el caso específico del municipio de Tres Valles, la mayoría de los cañeros son pequeños propietarios que se concentran en alguna de las dos organizaciones afines al PRI que los agrupan para defender sus derechos (CNC, CNPR)  lo que permite que exista un control sobre los productores.

Quienes conocen de esta situación señalan  que los dirigentes de estas organizaciones se han apoderado de los sueños de quienes durante mucho tiempo labraron la tierra pensando que algún día con el cultivo de la caña alcanzarían el desarrollo que tanto pregonaron al promover el monocultivo en la región.

En estos momentos sembrar caña como dicen muchos productores ya no es negocio, en primer lugar  porque el valor de la tonelada producida  apenas logra superar los  400 pesos, mientras que sostener una hectárea cuesta 10 veces el precio de la tonelada de la gramínea.

En segundo lugar las condiciones del suelo ya no son las mejores como cuando se inició el cultivo en la década de los 70 comentan algunos adultos mayores que vivieron en carne propia los inicios de la actividad en la localidad, aseguraron que en el primer corte sin el uso de fertilizantes una hectárea podía dar en rendimiento 70 a 80 toneladas, hoy con el uso de abonos industriales, plaguicidas e insecticidas apenas logran 50 a 60 toneladas por hectárea.

La moda de la caña logró desvastar más del 70 por ciento de las áreas forestales de esta importante región en la entidad veracruzana de acuerdo a  datos proporcionados en 2011 por la UMAFOR-Número 3, la caña acabó con el  mango manila en la zona de Chacaltianguis, y con decenas de cauces naturales en el municipio de Tres Valles.

El impacto en el ambiente es notable señalan algunos campesinos  ya que muchas especies que se encontraban en arroyos y lagunas desaparecieron, el clima no es el mismo que hace 30 años, ahora para lograr un buen rendimiento necesitan la tecnificación de sus campos sin embargo los recursos son limitados para quienes no poseen grandes extensiones de tierra.

Sin duda los productores se han dado cuenta que se requiere de un cambio de actitud en su forma de participar dentro de una organización cañera  para evitar que quienes los encabezan en sus organizaciones tomen decisiones sin consultarlos como ocurrió en la presente zafra con el cargo a su boleta de liquidación del costo de los avíos de la caña que fue transferida a otros ingenios para que la moliera, por la falta de capacidad de la empresa que les contrató  su cosecha, cargos que comentan los que saben superan los 19 millones de pesos.

Es por ello que existe un grupo de inconformes que ya se movilizó y se trasladó a la ciudad de México para tocar puertas, presionar al Gobierno para que de solución a sus demandas de las cuales destacan les otorguen un subsidio de más de 200 pesos para solventar la crisis que padecen, después vendrá lo más delicado cambiar el rumbo del sector cañero con los actuales líderes que hoy en voz de los propios productores no los han defendido ante la situación que padecen.
























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